
La Tiranía de Las Emociones
Como seres humanos somos seres sujetos a emociones, de hecho, nuestro cerebro se divide en tres, la primera fase de este es su parte primitiva, que se le llama cerebro reptiliano, debido a que lo compartimos con los reptiles, esta parte del cerebro funciona preparándonos para el ataque o la huida, esta es carente de emociones, entenderemos entonces que el cuento de Peter Pan es sólo una fantasía, porque los reptiles, en ese caso, el cocodrilo no podría odiar al Capitán Garfio. Entonces, esta región del cerebro es totalmente carente de emociones.
La segunda estructura del cerebro es lo que denominamos el cerebro límbico o emocional, que participa en la función de la memoria, el control de las emociones, las motivaciones, diversos aspectos de la conducta, el aprendizaje, de hecho en la supervivencia. Su anatomía incluye el fondo de saco, el hipocampo, la circunvolución cingulada, la amígdala, la circunvolución del hipocampo y partes del tálamo.
La tercera estructura es lo que denominamos el neocórtex, que representa lo que llamamos popularmente la materia gris, que es una concentración enorme de neuronas y en donde se procesa principalmente la inteligencia, teniendo una acción muy especial el lóbulo frontal.
Es importante aclarar que la división que he hecho de las diversas estructuras del cerebro es sólo teórica, porque en la práctica existe una interrelación muy estrecha entre ellas, por lo que una sin las otras no podría funcionar.
Pero vamos a concentrarnos en las emociones, nosotros seres humanos procesamos emociones como amor, miedo, ansiedad, tristeza, euforia, alegría, rabia, enojo y otras más, esto es por supuesto muy humano, completamente normal, pero ¿Qué ocurre cuando estas emociones se desbordan y se vuelven incontrolables? Entonces es cuando nos sentimos perdidos, nos desconectamos del mundo.
¿Cuántas veces hemos tenido la sensación de perder el control a consecuencia de cualquiera de las emociones mencionadas? Parece sencillo, de hecho, muchas personas a nuestro alrededor rápidamente nos aconsejan: Ya, tranquilo, domínate, no pasa nada, no exageres, Etc.
¿Pero de verdad es tan sencillo recuperar otra vez el control? Si respondemos sinceramente esta pregunta la respuesta, por supuesto, es no.
¿Qué es lo que nos lleva a perder el control?
Lo primero es la producción de una serie de mediadores químicos que produce nuestro cerebro, lo que genera un disparo emocional fuera de control, se producen mensajes a través de diversos caminos neuronales, sin dirección. Nuestra frecuencia cerebral predominante se ve alterada. Es el momento en que debemos pensar en solicitar ayuda profesional, que nos pueda devolver la calma, la cual debe ser proporcionada por una persona calificada, preparada para poder entender y ayudar en el manejo de las emociones.
En este proceso juega un papel muy importante nuestra mente inconsciente, que es donde se almacena la información de toda nuestra vida, la que almacena toda la información recibida incluso desde el periodo fetal, con la característica de que nuestra mente inconsciente no juzga, no califica, no comprende el humor, simplemente almacena información y esta información nos genera emociones que no alcanzamos a comprender y que obviamente impactan nuestra vida, lo cual explica el título de este escrito.
¿Qué pasa cuando sólo sentimos, pero no comprendemos el por qué?
Se generan emociones como la ansiedad, la tristeza, el miedo, etc. Y recurrimos a diversas instancias, como platicar con un amigo, con un médico, con un ministro religioso, cuando el profesional calificado sería un consejero, un psicólogo o un hipnólogo, quien nos ayudará a entender el origen de dichas emociones y a través de su guía poder controlar sus manifestaciones.
Si gusta más información sobre la hipnosis, no dude en llamar nuestra oficina (915) 209- 1234.
Sinceramente,